Powered By Blogger

lunes, 4 de abril de 2011

El sabor de tus recuerdos

Esperando en la parada del camión, veo a lo lejos llegar uno. Va hacia mi destino, genial, no me retrasaré; pues tengo mucha hambre. Subí al camión; si hubiera sabido lo que pasaría, me hubiera esperado al siguiente...

Me senté en el lugar de siempre, a 3 asientos de la puerta trasera. El camión comienza a avanzar y mis ojos recorren las calles de siempre, nada nuevo...  De repente, el camión se para y abre sus puertas; me dió curiosidad saber quién había sido el causante de ello y me pregunté: ¿Hay más lugares? Siempre me ha incomodado que un extraño se siente a mi lado, pero, el único lugar vacío era el de mi lado. 
Se subió una chica, pero, yo había visto antes su rostro, ¿dónde?, no recordé, pero estaba segura de conocerla. De un instante a otro se sentó a mi lado; cosa que no me incomodo porque sabía que era una conocida. Al verla de cerca, se estremeció mi ser...

¿Será acaso ella, por la que despreciaste mi amor?, y miro su cara, sus ojos, su pelo; y me pregunto: ¿Qué tiene ella, que no tenga yo? Clásico. Pues bien, ella es linda, me atrevo a decir que es mucho más linda que yo; sus ojos, como dos bellas esmeraldas; su pelo, tan sedoso; sus manos, como las de un ángel; sus labios, tan delineados... y, ¿qué tengo yo a comparación de ella? Simple, NADA. En éste instante me es mucho más fácil preguntar: ¿en qué te fijaste de mi?. Vamos, yo no soy tan bella como las demás mujeres que has tenido. Algo me tuviste que ver, pero no encuentro la razón o el qué.  Tal vez sea una pregunta que jamás podré responder.

Y es ahí cuando vienen los recuerdos, y, en mi mente, recorren cada uno de los bellos momentos a tu lado; cada instante en el que yo fuí la causa de tú alegría. Suspiro y esbozo una sonrisa en mi interior; pero no viene sola, está acompañada de una lágrima de felicidad, ¡Qué bellos momentos!.   Siento aquella pequeña gota, muestra de mi alegría, derramarse por mi mejilla, deslizándose de una manera singular; de pronto, esa gota, se torna en otra y en más; y de felicidad, paso a la agonía, la sonrisa se convierte en amargura, el suspiro ahora es un nudo en mi garganta y en boca sólo siento el amargo sabor de tu partida, de tu ausencia en mi vida...

No resisto, me tengo que bajar del camión; me levanto y ella se hace a un lado, no sin antes mostrarme una sonrisa; juro que traté de darle un buen gesto, pero, por su rostro, creo que no lo conseguí.

Al fin el camión se para, me bajo y sé que estoy fuera de ése tormento. Es hora de caminar para llegar a mi casa, espero no recordar de nuevo el amargo sabor de tus recuerdos...


Yo aún te amo, ya no te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario, es muy importante para mi. ¡Gracias! Atte:Elyy..